Sexo, dinero y Bunga Bunga: la historia de Ruby Robacorazones contada por ella misma

Sus noches en casa de Berlusconi cuando ella tenía 17 años estuvieron a punto de llevarle a él a prisión. Ella siempre le defendió. ¿Compró Il Cavaliere su silencio? Karima El Mahroug nos lo cuenta.

Karima El Mahroug, conocida como Ruby Robacorazones, en el baile de apertura de la Ópera de Viena en 2011.

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"Si Silvio Berlusconi me hubiera pagado tanto dinero como dicen y yo tuviera negocios en México, no estaría viviendo en Italia, criando a mi hija sola y sin trabajo”, me suelta nada más encontrarnos Karima El Mahroug, quien en un pasado se hacía llamar Ruby Robacorazones.

La joven marroquí se sentará por primera vez en el banquillo de los acusados junto al ex primer ministro italiano. Berlusconi será procesado a partir del 5 de abril por haber pagado a las chicas que iban a sus fiestas, las Papi girls, en su mansión de Arcore, a las afueras de Milán, para que mintieran durante el proceso que le vio imputado por un delito de prostitución de menores y abuso de poder. El silencio de Ruby, con la que presuntamente el ex Cavaliere mantuvo relaciones sexuales a cambio de dinero cuando esta era menor de edad, le habría costado al magnate entre cinco y siete millones de euros según la Fiscalía italiana.

Ruby tiene hoy 24 años, pero ha vivido tantas vidas que parece una mujer mucho más madura. A diferencia de las fotos sexys y en actitud provocativa que circulan sobre ella en Internet, su aspecto ahora es menos exuberante, más natural. Se presenta a nuestra cita en Génova, la ciudad donde vive, con el pelo recogido en una coleta y sin una pizca de maquillaje. Dice que lo peor no son las fotos del pasado, sino los comentarios y las miradas inquisitorias de la gente. “Han investigado minuciosamente mi vida desde los 12 años hasta hoy y no han encontrado nada. En los teléfonos de las otras chicas a lo mejor han encontrado mensajes sospechosos, casas a su nombre, de todo. En mi teléfono no han encontrado un solo cliente. Entonces, ¿cuándo he sido puta? O he sido puta antes de los 12 años, o he sido solo la puta exclusiva de Berlusconi, o no he sido puta nunca”, cuenta indignada mientras gira compulsivamente la cuchara de la manzanilla que se está tomando. Se pone muy nerviosa en las entrevistas, me confesará más adelante. Lo cierto es que viene muy bien asesorada por su abogada, que deberá defenderla en un proceso paralelo al de Berlusconi de la acusación de corrupción en sede judicial. O lo que es lo mismo: haber mentido sobre la naturaleza real de sus encuentros con el ex primer ministro italiano para salvar el pellejo del magnate a cambio de un buen pellizco.

El 25 de junio de 2013 tres magistradas del Tribunal de Milán condenaron en primera instancia a Berlusconi a siete años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer un cargo público por prostitución de menores y abuso de poder. Las jueces consideraron probado que el entonces primer ministro italiano mantuvo relaciones sexuales con Karima El Mahroug “a cambio de ingentes cantidades de dinero y joyas” cuando esta era aún menor de edad. El Tribunal de Apelación la absolvió un año más tarde porque consideró que Berlusconi no tenía por qué saber que Ruby no había cumplido todavía los 18. En 2015 la sentencia fue confirmada por el Tribunal Supremo, dando carpetazo definitivo al caso. Hasta ahora.

Pero la historia de Ruby comienza mucho antes de que, a finales de octubre de 2010, estallara el Ruby-gate, como se bautizó en Italia al escándalo que hizo temblar —que no caer— al último gobierno de Silvio Berlusconi. En 2001 Karima El Marough dejó Marruecos con su madre y sus tres hermanos pequeños para instalarse en Italia, donde vivía su padre. “En la televisión marroquí las únicas series extranjeras que se podían ver eran Walker Texas Ranger, una telenovela mexicana llamada Rubí —de la que tomaría prestado su nombre artístico— y el Mariscal Rocca, que contaba las aventuras de un carabiniere en un pueblo italiano. Yo soñaba con venir a este país y llegar a ser algún día un policía como él”. La realidad fue mucho más cruel. Hija de un vendedor ambulante y una limpiadora, la vida para una niña extranjera en Letojanni, una pequeña localidad costera de Sicilia, no era fácil. A las burlas de sus compañeros de clase por trabajar con su familia en el mercadillo se unía el carácter autoritario de su progenitor. “Un día llegué a casa del colegio y me encontré con un hombre de unos 60 años. Mi padre me dijo que tenía que irme a Marruecos y casarme con él. Pero eso fue lo menos grave”. En ese momento rompe a llorar. A su lado, Daniele Leo, su pareja actual, que no se separará de ella durante toda nuestra charla, la abraza e intenta calmarla. “Fui a los carabinieri y les conté todo —continúa—. La policía vino a casa a hablar con él, pero cuando se fue, mi padre nos dio una paliza a mí y a mi madre, que se metió en medio para defenderme. Poco tiempo después sucedió algo muy grave de lo que prefiero no hablar. Tenía 12 años ”. Ese último acontecimiento, en el que están relacionados dos de sus tíos, fue el empujón definitivo que la llevó a huir del hogar familiar e intentar buscarse la vida por su cuenta.

Durante cinco años vivió en diferentes centros de menores de los que siempre acababa escapando. “Irme de mi casa fue muy difícil, pero ¿qué más me podía pasar? ¿Que subiera al coche de alguien y me violaran? ¿Que me pegaran? Todo eso ya había sucedido. Si se repetía, al menos no sería por parte de alguien con mi misma sangre”.

Karima El-Marough en una fiesta en Genoa en 2011.

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Con 17 años, un par de contactos y nada que perder, Karima decidió que abandonaría definitivamente Sicilia para buscar fortuna en el próspero norte de Italia, que se había convertido para ella en algo así como El Dorado.

Pero poco antes de dejar la isla se presentó a un concurso de belleza local donde conoció a Emilio Fede, el periodista de cabecera de Silvio Berlusconi, que formaba parte del jurado. Fede era un invitado habitual a las cenas erótico festivas del Cavaliere. Tiempo después sería condenado por proxenetismo e inducción a la prostitución junto a Nicole Minetti, consejera regional en Lombardía de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL) , y Lele Mora, representante de famosos y hombre clave en la vida nocturna milanesa. Según la Justicia italiana, ellos eran los encargados de “reclutar” a las jóvenes para las fiestas de índole sexual del empresario y político. Tres nombres que serían definitivos en el futuro de la marroquí. Una vez en Milán, Karima se presentó en la agencia de Lele Mora. Este le ofreció un trabajo como azafata de imagen en las discotecas más exclusivas de la ciudad, frecuentadas por futbolistas y personajes del mundo del espectáculo. “En Sicilia ganaba 700 euros al mes de camarera; en Milán me pagaban 200 euros la noche en la discoteca Hollywood por no hacer nada. Me parecía muchísimo dinero. Mi madre trabajaba limpiando casas por cinco euros a la hora ”. Todo un chollo para una ragazzina con ganas de comerse el mundo.

En Casa del Presidente

El 14 de febrero de 2010 fue la primera vez que fui a casa del presidente Berlusconi. Me acuerdo perfectamente porque llevaba un regalo por el día de San Valentín que había comprado a mi novio de entonces”. Ese día Lele Mora la llamó. Le pidió que se vistiera de manera elegante y mandó un coche a recogerla a la puerta de su casa. “Pensaba que sería otra noche en discoteca”, asegura. Pero al bajar del vehículo se encontró delante de Villa San Martino, la residencia milanesa del entonces primer ministro. “En la entrada nos recibió un pequeño hombre delante de un mapamundi gigante”, dice sin poder contener la risa.

—¿No reconoció a Silvio Berlusconi?
—No. Mucha gente no me cree, pero yo no sabía quién era, porque no tenía televisión y no me interesaba para nada la política italiana. Entendí que debía de ser una persona importante, con mucho dinero, viendo la casa que tenía.

Berlusconi la invitó a sentarse en la mesa donde esperaban otras chicas. Los únicos hombres eran el mandatario, su amigo Fede y los camareros. “En un momento determinado me levanté y me presenté. Les repetí la historia que había inventado y que contaba siempre: que me llamaba Ruby, que era de Egipto, que tenía 18 años…”. ¿Y que era sobrina del presidente egipcio? “Si soy sincera, no recuerdo muy bien lo que dije porque, entre todas las tonterías que me inventaba entonces, lo que han escrito los periódicos después y lo que más tarde se ha dicho en los tribunales, tengo un poco de confusión. Lo que es seguro es que les dije que me llamaba Ruby, no Karima”.

Antes de que la cena acabara, se dirigió al presidente y le dijo que tenía que irse porque su novio la estaba esperando. “Berlusconi me pidió que le acompañara a su despacho y me dió un sobre. Cuando lo abrí en el coche descubrí que contenía unos 2.000 o 3.000 euros, no recuerdo cuánto exactamente. Me sorprendí mucho al ver los billetes morados de 500 euros porque no los había visto nunca antes”.

—¿Berlusconi le daba siempre un sobre después de las cenas a las que acudía?
—Siempre me daba alguna cosita para ayudarme, algún regalo.
—¿Qué ocurría durante las cenas?
—Durante la cena a él le gustaba contar chistes y cantar con Mariano Apicella, el intérprete de cámara del empresario.

Según la Justicia italiana, en las fiestas del ex Cavaliere, tras la cena, las invitadas demostraban todas sus cualidades con algunos bailes eróticos para satisfacer al anfitrión. Es lo que se conocía como el Bunga bunga. Solo las mejores podían pasar a la siguiente fase: dormir en la residencia del Dragón —como bautizó públicamente a Berlusconi su exmujer, Veronica Lario— y cumplir todos sus deseos en privado. “Era un poco como cuando entras en una discoteca. Hay chicas y chicas. Está la que llega decidida y está la que mantiene siempre la compostura a pesar de la situación en la que se encuentra. Depende de la persona. Era un escenario un poco burlesque”, me dice hoy Ruby. En el juicio, las invitadas contaron que en aquellas “cenas elegantes”, como fueron definidas por el ex primer ministro, se producían auténticas orgías. “Algunas chicas se disfrazan de enfermeras sexys, otras de monjas, como Nicole Minetti —recuerda Karima—. Yo nunca entré en las habitaciones, así que no sé lo que pasaba allí dentro”. Sin embargo, la Justicia italiana cree que Ruby sí durmió esa primera noche y alguna más en la residencia del político.

La gallina de los huevos de oro duró poco. La noche del 27 al 28 de mayo de 2010 la joven marroquí fue arrestada acusada de haber robado 3.000 euros y unas joyas a su excompañera de piso, una prostituta brasileña con la que vivía. Fue trasladada a una comisaria de Milán, pero en lugar de ir a parar a un centro de menores, ya que aún no había cumplido los 18 años, quedó sorprendentemente en libertad. Más tarde se descubrió que alguien desde Palazzo Chigi, sede de la presidencia del Gobierno italiano en Roma, había llamado a la comisaría diciendo que Ruby era sobrina de Hosni Mubarak, el depuesto presidente egipcio, y que su arresto podría causar un incidente diplomático. “¡Liberadla inmediatamente!”, habría exigido Berlusconi por teléfono, fuera de sí. En la comisaría se presentó poco después Nicole Minetti, quien se hizo cargo de su tutela legal. “Cuando abandonamos la comisaría, me dijo que Berlusconi estaba muy enfadado conmigo porque le había mentido sobre mi edad, mi procedencia y mi nombre. Después de aquella noche no volví a verle ni a hablar con él. Hasta que tuve a mi hija, Sofía, hace cinco años y me felicitó a través de otra persona ”.

La llamada a la comisaría que realizó el primer ministro para evitar que el escándalo saliera a la luz, y que el Tribunal de Milán consiguió demostrar en primera instancia, fue la base para acusar al mandatario de abuso de poder.

Ruby siguió con su vida, hasta que una nueva pelea con otra compañera de piso acabó por alertar a la policía, que esta vez sí, la mandó a un centro de menores de Génova. Allí confesó a los fiscales que la interrogaron que había visitado en varias ocasiones la residencia del primer ministro y que había practicado sexo con él. Más tarde se retractaría de todas sus declaraciones delante del Tribunal. “A los investigadores les conté un montón de tonterías”, se justifica hoy. La Fiscalía italiana cree que Ruby, al igual que una decena de invitadas a las fiestas del político que fueron testigos en el primer proceso, modificó su versión para defender a Berlusconi a cambio de millones de euros que habría conseguido reciclar a través de varios negocios en México y Dubái. “Esto lo explicaré cuando esté delante del Tribunal, no en una entrevista”, responde tajante antes de dejarme siquiera formular la pregunta.

Karima El Mahrough, en una fiesta en Milán.

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La Generosidad de Il Cavaliere

Silvio Berlusconi reconoció haber pagado a Ruby 57.000 euros para ayudarla a montar un salón de belleza en Génova porque le había “conmovido su historia”. En varios pinchazos telefónicos se puede comprobar cómo Ruby llama a Giuseppe Spinelli, el contable de Berlusconi y la persona encargada de realizar los pagos a las chicas, y le pide 5.000 euros. Aunque, según confesó en otra ocasión ella misma a un amigo por teléfono, habría exigido a Berlusconi hasta cinco millones de euros. Él, a cambio, le habría prometido “cubrirla de oro” si se hacía pasar por loca.

—¿En qué contexto se produce esa llamada?
—Imagina que no tienes a nadie en el mundo, conoces a una persona que no tiene ningún problema económico y esa persona te dice: “Si necesitas algo, llámame”. ¿No la llamarías para pedirle ayuda?
—¿Pero no pensó que si Berlusconi la ayudaba querría algo a cambio?
—Él nunca intentó aprovecharse de mí. Y ten en cuenta, además, que si me daba 1.000 euros, para mí significaba muchísimo dinero, pero para él no era nada.

“Para él es como dejar un euro de propina aquí al camarero”, interviene su novio, pendiente en todo momento de cada frase que pronuncia Karima. Me pone otro ejemplo. Apenas cinco meses después de que estallara el escándalo, recibió la propuesta del multimillonario austriaco Richard Lugner para ser la estrella del Baile de la Ópera de Viena a cambio de 40.000 euros. “¿Tú qué dices? ¿No, gracias, no voy porque es mucho dinero y hay gente que trabaja muy duro para ganar solo 1.000 euros? No. Ya que me llaman prostituta, ya que tengo que soportar todo esto, cojo los 40.000 euros y voy a Viena. Por eso si llamas a una persona porque te encuentras en una situación difícil y te manda 2.000 euros, ¿no los coges?”.

¿Y por qué crees que querría ayudarte?, le pregunto.
Interviene su novio: “Él estaba rodeado de otras 30 mujeres, y quién sabe, igual Karima le provocó ternura. No es algo tan difícil de creer si conoces su historia”.

“A lo mejor simplemente me cogió cariño”, añade ella.

Cariño o no, lo cierto es que la Justicia italiana está investigando desde hace meses el origen del supuesto patrimonio inmobiliario que Ruby tendría en el Caribe mexicano. “El restaurante Casa Sofía es propiedad de mi expareja y padre de mi hija, Luca Risso. Es él quien vive en México, yo no tengo nada que ver. Si tuviera negocios en México o en Dubái, no estaría en Italia”, asegura. En una carta dirigida a Berlusconi que fue filtrada a la prensa, Risso reconoció que el magnate les había pagado para que escaparan al país latinoamericano y Ruby Robacorazones no se presentara a testificar durante el primer proceso. “** Sobre ese tema pregúntale a él. Yo no fui a declarar porque al principio no me convocaron, y cuando lo hicieron, estaba con mi marido en México.** Mientras estuvimos juntos, íbamos allí de vacaciones, pasábamos uno o dos meses y volvíamos a Italia. Hasta que él se enamoró de otra persona y nos separamos”.

En la actualidad Ruby no tiene una ocupación. Asegura que vive de lo que ganó durante los bolos que hizo por las discotecas cuando estalló el escándalo y se convirtió en una figura mediática. “He buscado trabajo como camarera, dependienta, cualquier cosa. Pero cuando la gente cree que Berlusconi te ha pagado millones de euros...”.

Karima asegura que en el origen del proceso ella era la víctima por ser menor de edad y Berlusconi era el verdugo. Pero dice que al no acceder a declarar en contra del magnate todo se volvió en su contra. “De ser una pobre chica de 17 años que había que proteger y tutelar, pasé a ser una prostituta. Yo no me considero una víctima, él no me ha hecho nada malo, al revés. Estoy muy agradecida de haber ido a aquella casa porque he podido ayudar a mi madre durante mucho tiempo”, asegura. “Pero si de verdad todo el proceso nació para protegerme, en lugar de eso me han arruinado la vida”.